top of page

Denuncia y resistencia

“El arte es un medio que permite hacer denuncia sin correr mucho riesgo.” Juan Carlos Manjarres, coordinador del componente de comunicación del Museo Nacional de la Memoria.

 

Muchas son las Organizaciones que se han unido a la iniciativa de las víctimas y su fuerza de resistencia; a partir de esto, se busca que la población afectada logre empoderarse de sus territorios y sus realidades. Según Juan Carlos, “son estrategias que las mismas víctimas definen para poder afrontar lo acontecido, para poder contarlo, procesarlo, relatarlo y hacer denuncia y en algunos escenarios lograr que esa denuncia les de reparación y dignificación”.

 

Así, estas dinámicas son, para las víctimas, mecanismos que permiten pasar del trauma individual a la conformación de sujetos colectivos con capacidad para incidir en los dictámenes sociales que provocan la violación a sus derechos. Esto a su vez, permite que los lenguajes artísticos y culturales se trasladen a la agenda cultural y política y desde allí puedan cumplir su labor pedagógica, y esclarecedora.

 

Pero ¿cuál es el poder de estas expresiones? que evidentemente no es lo mismo, por ejemplo, ver la foto frívola en un periódico de un asesinato que ver una ilustración detallada, con las pormenores del lugar, los personajes, los sonidos y los olores que te cuente esa misma historia.

 

De allí que diversos artistas busquen convertir el arte en un lenguaje que intenta ir más allá de lo que se ve, para, buscar una narrativa a partir de las peculiaridades de su gente y de su cultura y fundamentalmente de sus relatos de resistencia, cuyo objetivo es evitar que la el olvido colectivo impulsado por  los poderosos, termine por enterrar la memoria de cientos de episodios de terror.

 

Sin embargo, y aquí debemos detenernos para señalar que el fenómeno de la victimización, ha estado presente en la representación de realidades de aquellos que en su afán de mostrar una realidad supuesta, han construido historias que muestran a los personajes afectados como carentes de educación, de cultura y de capacidad de autogestión, por lo que lo primero que pensamos cuando nos nombran “desplazado” o “víctima del conflicto” por lo general, es una imagen dolorosa y gris, pero no hay una imagen que referencie algo positivo con respecto a estas personas.

 

Al respecto el profesor de artes plásticas y Magister en estudios culturales, Óscar Moreno, señala que “hay que sacar a las personas agredidas de esas imágenes negativas, necesitadas y posicionarlas en otras formas de representación que tendrían que ver con la capacidad de construir nuevos sueños.”

 

Por otra parte, en relación al espacio de debate que se ha generado en torno a las producciones artísticas y culturales como instrumento de denuncia y resistencia, el Centro de Memoria Histórica, de la mano del Museo Nacional de la Memoria quiere “lograr que no seamos los mismos hablando con las mismas, sino que logremos que haya un intercambio y un dialogo social, o por lo menos que podamos discutir de una manera dignificante, porque en Colombia puede haber debate, el problema es que ese debate se convierte en muerte, y el arte lo que posibilita es que ese debate se de en otros escenarios” asegura Juan Carlos Manjarres.

 

Así, no cabe duda de que el registro artístico y cultural es un poderoso detonador y creador de testimonio y de memoria, que pretende  que el olvido, deje de ser la política de Estado por excelencia, y las imágenes capturadas, las puestas en escena, los dibujos grabados, las telas cosidas y todo lo que nos recuerde la barbarie y la aceptación, los delitos y las muestras de perdón, ejerzan en el olvido un carácter de secreto a gritos que piden justicia y verdad.

bottom of page